01 de gener 2014

El País reconeix que Catalunya «fa forat a la premsa estrangera»

naciodigital.cat

El País reconeix que Catalunya «fa forat a la premsa estrangera»

El diari progressista dóna suport al govern del PP contra "el ben greixat aparell de propaganda de l'independentisme"

, Barcelona | Actualitzat el 31/12/2013 a les 16:00h

L'editorial del diari El País d'aquest dimarts reconeix explícitament que Catalunya va guanyant en la batalla per l'opinió pública internacional i que aquesta és la causa real de l'enviament d'un argumentari a totes les ambaixades espanyoles, un bloc de 210 pàgines que ha estat filtrat aquest dilluns, precisament, a través d'El País: "El Govern de Mariano Rajoy s'ha vist obligat a reaccionar davant del forat que el ben greixat aparell de propaganda de l'independentisme està fent a la premsa estrangera, presentant Espanya com a espoliadora i el seu govern com a poc democràtic per no permetre que els catalans s'expressin a les urnes".

El diari madrileny també aprofita per criticar el discurs de Cap d'Any del president Artur Mas: "Apel·lar al principi democràtic ha estat fins ara un dels eixos de l'argumentació independentista perquè els seus promotors consideren que és el que més els pot afavorir en l'escenari internacional. A aquest guió es va cenyir també ahir el president de la Generalitat, Artur Mas, en el seu discurs de Cap d'Any". El País afegeix que "sota el guant de seda, el discurs mantenia, amb la intransigència de sempre, l'exigència unilateral de celebrar una consulta el 2014 perquè Catalunya pugui decidir el seu destí"

El diari més emblemàtic de l'esquerra espanyola dóna suport total al govern del PP perquè, al seu parer, "a Rajoy l'avala la Constitució enfront de l'amenaça d'una consulta il·legal".
 
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elpais.es
 

Monólogos

Artur Mas mantiene su plan para una consulta legalmente inviable bajo un discurso conciliador


Uno de los pilares de la estrategia de las fuerzas soberanistas catalanas es la internacionalización del conflicto, trasladar más allá de nuestras fronteras que hay un pueblo descontento, que se siente expoliado y que está dispuesto a romper los vínculos que le unen a España, pero por vía democrática y pacífica, es decir, votando. Apelar al principio democrático ha sido hasta ahora uno de los ejes de la argumentación independentista porque sus promotores consideran que es el que más les puede favorecer en el escenario internacional. A ese guion se ciñó también ayer el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en su discurso de fin de año.
El presidente utilizó un tono deliberadamente conciliador y hasta amable, tanto en la parte del mensaje dirigida a apaciguar las inquietudes que el proyecto independentista suscita en la propia sociedad catalana, como en la parte explícitamente dirigida al Gobierno de Madrid, al que pidió que deje votar a los catalanes y no los vea como un adversario y mucho menos como un enemigo.
Pero bajo el guante de seda, el discurso mantenía, con la intransigencia de siempre, la exigencia unilateral de celebrar una consulta en 2014 para que Cataluña pueda decidir su destino. “El pueblo catalán prefiere gobernarse a ser gobernado”, proclamó. Justo lo que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, consideró innegociable en la reciente rueda de prensa celebrada en La Moncloa. El conflicto sigue pues donde estaba, mientras los ciudadanos asisten preocupados a un intercambio de monólogos para cargarse de razones a la espera de que el otro desista. Todo ello sin perder de vista un elemento fundamental: a Rajoy le avala la Constitución frente a la amenaza de una consulta ilegal.
El Gobierno de Mariano Rajoy se ha visto obligado a reaccionar ante la mella que el bien engrasado aparato de propaganda del independentismo está haciendo en la prensa extranjera, presentando a España como esquilmadora y a su Gobierno como poco democrático por no permitir que los catalanes se expresen en las urnas. Nada menos que 210 páginas tiene el texto que, bajo el título Por una convivencia democrática, el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha enviado a todas las embajadas y consulados para que puedan afrontar la cuestión catalana. Uno de sus argumentos subraya que resulta impropio hablar de principio democrático cuando se pretende poner fin de forma unilateral a una convivencia acordada por todos en el marco de una Constitución. Es un argumento de peso, pero compatible con una estrategia más abierta que deje sin argumentos a los separatistas. Rajoy no debe tener miedo de asumir el documento de Exteriores —“juntos ganamos, separados perdemos”— y buscar fórmulas para tratar de desatascar un problema que, precisamente por la falta de diálogo, corre el riesgo de enconarse hasta niveles que podrían resultar irreversibles.
 

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